Es verdad que hoy estamos todos corriendo por algo. Por nuestro trabajo, nuestra profesión, nuestra casa, nuestra familia, etc. Y que resulta difícil bajar unos cambios cuando se llegó a un cierto nivel de vida.
Porque no podemos trabajar menos horas, sino ganamos menos, porque a nuestros hijos no los podemos dejar de atender, como tampoco al marido, o a la pareja, y tampoco al hogar.
Pero querer es poder, me dijeron alguna vez. Y es cierto, basta desear algo para que surjan esas ganas, como de nuestras entrañas, y hacer eso que tanto queremos. Para ello hay que saber parar, detenerse un instante y plantearnos qué queremos realmente.
Aquí la clama es vital. En pleno movimiento es complicado ver para nuestro interior. Por eso, aprender a respirar hondo y decir, “lo dejo para más tarde”. Nadie murió por posponer algunas tareas, y sí por querer hacer todo… al mismo tiempo.
Y somos las mujeres quienes no sabemos detener el tiempo. Siempre estamos a mil, como si al final del día consiguiéramos algún premio. Entonces, hay que aprender a estar relajadas, y así hacer las cosas de una mejor manera, llegando a la noche sintiéndonos realizadas.
Al llegar del trabajo elige leer un buen libro o ver la tele. Detenerte en el sillón de tu casa para, simplemente, no hacer nada. Ahora que llega la primavera y los días de a poco van durando un poco más, elige salir a caminar, o hacer cualquier actividad como el gimnasio, la natación o el ciclismo. Lo que más te guste.
También resulta sumamente descargador escribir. Sí, no hace falta que te conviertas en una novelista (aunque ¿por qué no?), sino que puedes plasmar en una hoja en blanco todos tus temores, tus sueños, tus broncas, etc.; verás, que al dejar de hacerlo sentirás como una calma abrumante, como cuando te descargas llorando o gritando, pero sin molestar a nadie.
En fin, dedícate unos minutos al día sólo a ti, nadie deberá por qué ofenderse. Todos tenemos el derecho a tener nuestro espacio, y hacer con él lo que más queramos. Anímate.
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viernes, 15 de febrero de 2008
Aprender a tener el propio espacio más allá de la familia y el trabajo
Publicado por DC en 11:36
Etiquetas: consejos, relaciones, salud
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