lunes, 19 de noviembre de 2007

Trabajar en casa: la libertad de ser tu propio jefe



Salvo algunas excepciones, el mundo laboral de hoy requiere que el empleado trabaje de forma full time; esto es que esté disponible para la empresa como mínimo ocho horas. Pero cuando una mujer es madre se le hace imposible poder conjugar su trabajo con la crianza de sus hijos.

Por eso el trabajo en la casa es la solución para muchas. Pero como todo en la vida tiene sus pros y sus contras.

Por un lado a veces resulta difícil separar la vida cotidiana del trabajo, y por el otro, está el beneficio de lograr una buena calidad de vida, sobre todo para quienes eligen estar cerca de sus hijos en los primeros años. Además, está la posibilidad de poder manejar los horarios.

Soy una de las que trabajan de forma independiente. Aunque no soy madre y la elección no tuvo que ver con esto, sí fue una elección de vida. Es que mi primer trabajo, y el único, de forma independiente, me dejó secuelas.

Me sentía sin libertad y que mi cabeza estaba oprimida. Una sensación espantosa. Y para una joven de 21 años que deseaba crecer, pero con libertad, eso fue determinante. Trabajar en casa es, para mí, ante todo una elección de estilo de vida. No es para cualquiera.

Hay quienes soportan a sus jefes sin problemas, y lo ven como parte de su trabajo. Pero para quienes la libertad de pensamiento y acción es primordial esto es una combinación explosiva.

Por eso el teletrabajo, el de forma free-lance o el emprendimiento son algunas de las soluciones para el ritmo de vida de la actualidad. Ninguna mujer quiere quedarse en su casa sin hacer nada por ella misma.

Entonces, si te sientes cansada de compartir días enteros con personas que nada tienen que ver contigo, que no te respetan, que no te dejan crecer, es el momento de cambiar y dar el gran salto; y así ser tú misma tu propio jefe.

Es posible que la incertidumbre te acompañe por un tiempo, hasta que te establezcas y puedas conformar la empresa de tus sueños. Con altos y bajos, por supuesto.

Para comenzar un emprendimiento de forma independiente -esto es: trabajo por proyecto, consultaría, trabajo free-lance, negocio propio- se requiere de: objetivos claros, planificación, energía, perseverancia, proyectarse hacia el futuro, autonomía, autoconfianza, creatividad y, siempre, una actitud positiva.

Todas estas aptitudes, aunque parezca poco, suelen ser el principal impulso para empezar a ser otra, en este caso, una trabajadora más libre.


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